viernes, 21 de junio de 2013

Chicho Sánchez Ferlosio, Teresa Cano y Amancio Prada. Dos versiones de “Canción adultera” para comparar







Ayer, después de colgar el texto sobre Amancio Prada seguí buscando canciones y encontré una que creo que merece la pena colgar, pues, además de mostrar una faceta poco conocida de Amancio, me permite traer aquí a Chicho Sánchez Ferlosio, sobre el que no he encontrado ningún artículo, y, además, proponeros un tema que me apasiona: la comparación de distintas versiones de una misma canción.

Pese a su fama de exquisito y un tanto místico, Amancio tiene una vena vital que se podría definir como anarco-gamberra que públicamente se ha mostrado a través de una amistad de largos años con Agustín García Calvo, del que ha musicalizado con maestría algunos poemas como “Libre te quiero”, “Las moras negras” y otros, y Chicho Sánchez Ferlosio. Los tres presentaron en 1982 un espectáculo conjunto en el Teatro Español de Madrid y en 2005, tres años después de la muerte de Chicho, Amancio dedicó un álbum a sus canciones (entre las que no está la que colgamos aquí), que también ha incluido en sus recitales. En el primero de los vídeos, grabado en Cuba, Amancio habla de esa relación, así que mejor escucharle a él.

Además, lo que aquí me interesa es la canción y sus versiones. Se trata de “Canción adultera”, un tema perteneciente a las etapas más irónicas de Chicho, cuando recién desengañado del comunismo, al que había dejado para su uso y disfrute algunas memorables canciones, y antes de su acercamiento militante al anarquismo, con el que haría otro tanto. Es lo bueno de los grandes creadores, que cuando se van siempre nos dejan algo en herencia.

La canción es un diálogo entre dos amantes en el transcurso, o en los inicios, de un polvo clandestino en esa hora de la tarde a la que se suelen echar los polvos clandestinos. Un tema ligero e intrascendente como dice Amancio en la presentación, es cierto, pero engañosamente ligero e intrascendente. Chicho, que era un maestro en el manejo de las palabras y los conceptos introduce al final la moraleja de la fábula, pues eso es en realidad la canción, en la que con sólo dos versos confiere sentido y significado a todo lo anterior, cargando además ese simple polvo en una declaración ideológica, que no podía ser otra que la de la necesidad de libertad. Libertad en general, y en este caso concreto en el terreno del sexo. Aunque ese llamamiento que hace a “no aplicar los principios con rigidez” sea aplicable siempre, habría que recordar que cuando se escribió la canción cualquier sexualidad fuera de la norma reproductiva era pecado y el adulterio del cónyuge (la cónyuge mayoritariamente) pillada in fraganti era eximente del asesinato. Frivolidad sí, pero menos. Intrascendencia sí, pero la justa.

Cuenta Amancio en la presentación las dificultades para localizar la canción cuando pensó interpretarla, dificultades que no debieron haber sido tantas, pues el tema estaba perfectamente en el disco “Si las cosas no fueran tan enojosas” (título tomado de otra canción de Chicho), grabado en 1987 por Teresa Cano, que ya había cantado en los dos primeros discos de Antonio Resines en los que yo había trabajado en las letras (“Canciones de cárcel de Ho Chi Minh” y “Cuandollegaremos a Sevilla / Cantata del exilio”) y que después seguiría por otras rutas profesionales. En este caso llamó al propio Chicho para dialogar con él en la canción. Los arreglos son del grupo Malasaña, que también había hecho los de los dos trabajos citados. La he cogido, le he puesto unas fotos de los dos protagonistas y unos frescos de Pompeya y listo el segundo vídeo.

Aparte de algunas discrepancias en el texto, llama la atención las dos interpretaciones tan distintas, hasta el punto que podrían parecer canciones diferentes. Amancio, del que no se puede decir que la ironía sea el fuerte de su estilo, la canta con una cierta vergüenza, interiorizando la ironía, sin atreverse siquiera a proferir el “laiiii” del final de algunas estrofas, que los otros dos, más desvengonzados, lanzan al aire sin ningún rubor.

Disfrutadlas.


Como no he conseguido subir aquí el vídeo previsto y anunciado, 
vaya esta versión también de Amancio, con La Shica, 
que aunque ella no se sepa el texto, para el caso sirve.




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